martes, 24 de septiembre de 2019

LA NARRATIVA DE UNA RANA


El otro día mientras iba en el bus, mientras el tormentoso tráfico se hacía cada vez más inmenso, algo me atrapó, era una lectura, de esas que ya no sabía encontrar, porque hacía ya tanto tiempo que no me interesaba saber de cuestiones de superación. Recuerdo que las dos primeras líneas trataban sobre una rana que de manera envidiosa veía las gotas de una laguna seguir su camino, que aquel animal sentía tanta envidia, pues esa partícula que transcurría por ese lugar, era una diferente, nunca sería la misma gota, y ese pequeño átomo nunca sentiría, ni sabría que sería pasar por segunda vez por el mismo lugar. Recuerdo que en la lectura hablaba de la misma rana, pero ahora sintiendo envidia por un árbol, porque era tan grande, y pensaba en que ella nunca llegaría hasta ese nivel, la  rana decía que ese árbol en sus inicios fue pequeño, pero que grata había sido la naturaleza con él, que le daba la oportunidad de cada día ser más grande, mientras tanto ella siempre sería la misma.  Cada línea traté en lo más profundo que ingresara a mis sentidos para poder darle un razonamiento y según mi criterio tan deteriorado me decía que  probablemente así como la rana, en este mundo tan diverso, hay tantas personas que no confían en su potencial, que se dejan guiar por las apariencias de algunos otros, y con solo ello ya se sienten derrotados. Que la comparación entre las gotas de agua y la rana se asemejan a las de una persona que ya no quiere pasar por el mismo dolor, que ya no quisiera regresar a su pasado que alguna vez lo atormentó, pero que igual tenía que hacerlo, que la vida a veces se vuelve tan dura que tendrá que volver a pasar por lo mismo, pero solo depende del mismo ser humano, seguir adelante, luchando, para ya no tener el mismo tránsito, de no sentir lo mismo, que el errar es humano, pero el seguir adelante es de valientes. Ahora bien, la comparación con el árbol, solo me llevaba a la idea de que la grandeza no puede centrarse en la apariencia física, aunque en su mayoría y en este mundo moderno, es lo único que pueden mirar, la belleza va más allá de la mirada humana.


REGRESO A TI

Regresé dispuesta a amarte con paz, pero nunca fue suficiente,
para ti nunca lo que te entregué era suficiente!
y te liberaste de mi, y tu alma regresó a ti,
para que puedas seguir con tu vida infinitamente deshonrosa
porque a mi lado solo hubieras tenido días tempestuosos, 
días que para mi hubieran sido los mejores y peores, 
porque de haber pasado mayor tiempo contigo, ahora ni siquiera pudiera estar de pie, 
escribiendo tanto.
Simplemente no sabría que sería sentir dolor
porque eso ya ni siquiera  hubiera existido.

Ahora solo observo desde mi mundo cómo es el amor,
porque después de ti no me atreví a pretender amar a alguien más, 
sentí que ya no merecía un cuchillo más, en el corazón, en el alma, en los recuerdos.

MI ALMA SE DESVANECE




No podía imaginar, que tanto podrías importar. 

No podía continuar sintiendo tanto y no poder enfrentarlo a tu lado,

no podía soñar que algún día regresarías, 

no podía querer a alguien más, 

no podía diferenciar tu amor verdadero de tu falso amor, 

no podía dar un paso más, 

y el no poder me hizo seguir tan atada a tu ser infernal.


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Mi alma se desvanece por Selena Herrera se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional .
Basada en una obra en https://poemasse.blogspot.com/2019/09/no-podia.html .
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sábado, 2 de febrero de 2019

---------LA RESIGNACIÓN DE MUCHOS---------

Por la resignación de muchos, susurré no ser como ellos,

no vivir bajo los estruendos de la oscuridad,

estar no atada a tu egocentrismo, pero tuve la más prolongada agonía.

En unas noches la luna desapareció, parecía estar tan deprisa,

sin embargo, logré observar tu reflejo.

Día y noche se reunieron para pensarte,

el día imploraba terminar para no continuar obligada a amar,

pero la noche se tornaba solitaria e interminable,

sin poder hablarte.

Caí por la miseria entregada,

y en la lucha por acabar,

lancé un sinfín de lamentos que ningún ser oyó.

Dios originó lo más bello del universo

y no recordó cómo elaborar los corazones

o de hacerlo olvidó la enseñanza de mantenerlos a salvo.

Retorné al pasado para alabar la niñez,

pensar que fuiste puro, bueno, bondadoso y usabas la sensatez,

pretendiendo conocerte para estar cercana a ti

e imploro porque no causen mayores efectos.

Te convertiste en ellos, ya no eres el niño que siente dolor,

tan solo eres quien lo causa,

como el león va en busca de sus presas en ese oasis, así eres tú,

sin discriminar hacia donde se dirige ese otro ser, inofensivo de ti y de su alrededor.

Observé al mundo destruirse, hombres insaciables de venganza

y nunca razoné que el día de estar cercana a uno llegaría,

presentado como un ave inofensiva,

que luego es un halcón veloz

destruyendo con su mirada y su vuelo tan deprisa.

Ahora afirmo tu escasa capacidad de empatía,

tu crueldad en palabras e ignorancia en argumentos.

Las leyes del hombre son banales, usadas para conveniencia de pocos,

al saber de ti las convertí en justas.

Unos miserables exigieron atraparte, encerrarte, me imploraban unión a ellos,

aun así solo atiné a negarme por demostrarte que dolor no es significado de venganza.

Renuncié a ti, al falso concepto de amor,

a la astucia de atrapar, arrastrar y sin importar sencillamente soltar.



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